Jeffrey Lionel Dahmer nació el 21 de mayo de 1960 en Milwaukee, en el estado estadounidense de Wisconsin. A diferencia de la generalidad de los asesinos seriales, tuvo una infancia feliz cobijado por sus padres, Lionel Dahmer y Joyce Flint. A los diez años empezó a torturar a todo tipo de animales que cazaba en el bosque cercano a su casa. Una vez muertos, coleccionaba sus huesos. Tenía en formol varios tipos de insectos.
En junio de 1978, cuando tenía veinte años, encontró a Steven Hicks haciendo autoestop, y lo llevó a su casa. Dahmer era homosexual y tenía la fantasía de recoger a un mochilero y acostarse con él. Una vez en su casa, se dio cuenta de que Hicks no era homosexual y cuando éste quiso irse, Dahmer no pudo soportarlo y lo golpeó en la cabeza para luego estrangularlo. Luego lo desmembró y lo puso en bolsas de plástico, y las metió en su coche con intención de tirarlas por un barranco. A medio camino, la policía lo detuvo por conducir demasiado a la izquierda. Le preguntaron por las bolsas que llevaba en el asiento trasero y Dahmer contestó que era basura. Le creyeron y como pasó el test del alcoholímetro, le pusieron una multa por conducir fuera de su carril y lo dejaron ir. Volvió a su casa con los restos del cadáver y los escondió en una tubería de su casa, donde permanecieron por varios años. Luego de vivir un tiempo en Florida y de estar en Alemania con el ejército, volvió a su casa en Ohio. Aprovechó para desenterrar los restos de su primera víctima, destruyó los huesos y los esparció en la maleza. Tras su primer asesinato se sintió culpable y asustado. Intentó reprimir sus deseos sexuales y homicidas acudiendo a la iglesia, dejando el alcohol y manteniéndose en estado de celibato. Vivió así un tiempo, lo que explica que pasaran casi diez años hasta su siguiente crimen. Con el tiempo pensó que podía intentar satisfacer algunos de sus deseos sin hacerle daño a nadie, volvió a beber y empezó a frecuentar lugares de ambiente gay. Dahmer se fue a vivir a casa de su abuela; allí tenía un maniquí que guardaba en su closet. Tenía relaciones sexuales con el maniquí y fantaseaba con que era un cadáver, incluso en una oportunidad había querido desenterrar a un joven muerto recientemente, para disfrutar de su cuerpo, pero el suelo helado a causa de las nevadas se lo impidió. En septiembre de 1987, conoció a Steven Toumi en un bar gay. Bebieron mucho y fueron a una habitación de hotel. Dahmer no recordaría cómo lo asesinó, sólo que cuando despertó a la mañana siguiente descubrió que el chico estaba muerto. Para deshacerse del cadáver, compró una maleta, en la que lo metió y llevó al sótano de la casa de su abuela. Allí tuvo sexo con el cadáver, después lo desmembró y lo tiró a la basura. Se quedó con la cabeza, a la cual hirvió y blanqueo, para después exponerla como trofeo en su habitación. A quienes preguntaban, les decía que había comprado el cráneo a un estudiante de Medicina. El 25 de septiembre de 1988 se mudó a un departamento en Milwaukee, donde su carrera criminal comenzaría realmente en serio. Al otro día de instalarse en su nueva casa, le ofreció cincuenta dólares a un chico laosiano de trece años para posar para unas fotografías, pero lo drogó y abusó de él. Los padres realizaron la denuncia y el 30 de enero de 1989 fue encontrado culpable, pero sólo permaneció en la cárcel diez meses antes de ser liberado. Mientras era procesado por abuso de menores, Dahmer conoció a Anthony Sears en un bar. Le ofreció dinero para sacarle unas fotografías y lo llevó a la casa de su abuela donde lo estranguló, tuvo sexo con su cadáver y lo desmembró. Él quería que sus amantes se quedaran en la casa con él y ante la negativa de éstos, los mataba. Luego de cumplir su condena por abuso y de mudarse a su departamento en Milwaukee, Dahmer asesinó a doce personas más, hasta julio de 1991. Su táctica era siempre similar: los invitaba a ver pornografía o a sacarse unas fotos, les ponía una droga en la bebida, los estrangulaba, tenía sexo con el cadáver y se masturbaba encima del cuerpo. Después tomaba fotografías de las víctimas y de cada etapa del desmembramiento. Solía utilizar ácidos para deshacer la carne y los huesos, pero solía conservar la cabeza y los genitales como trofeo. Llegó a comprar un barril que llenaba de ácido donde guardaba los torsos y tenía en un rincón de su casa. Otra de sus características era comer parte de sus víctimas, para alimentar la fantasía de que empezaban a formar parte de él. Practicó la necrofagia casi todo el tiempo y guardaba en su refrigerador varios trozos de carne envuelta en bolsas de plástico. Dahmer quería tener control sobre sus víctimas, por lo que solía realizarles perforaciones en el cráneo donde les inyectaba ácido o agua hirviendo para convertirlos en una especie de zombies que lo obedecieran ciegamente. Dijo que se obsesionó con crear un zombie porque quería un amante silencioso, que hiciera todo lo que él le pedía y que se quedara haciéndole compañía. También mostró interés por las ciencias ocultas. Quería construir lo que él unas veces llamaba “Centro de Poder” y otras “Templo”, formado por una larga mesa en la que colocaría seis calaveras. Dos esqueletos completos la flanquearían, uno a cada extremo, suspendidos del techo. Una gran lámpara se erguiría en el centro de la mesa y extendería seis globos de luz sobre las calaveras. El propósito de Dahmer era crear un entorno desde donde conectar con otro nivel de percepción o del ser, a fin de conseguir el éxito en el amor y las finanzas. Estaba además inspirado por las películas de la saga La guerra de las Galaxias, de George Lucas. El 22 de julio de 1991, Tracy Edwards, su última víctima, consiguió escapar esposado. La policía lo vio y esta vez decidieron investigar. Fueron al apartamento del hombre que lo había raptado y al revisar la habitación descubrieron varias fotografías de cadáveres, restos humanos en el refrigerador y una cabeza en el congelador. También hallaron huesos, cadáveres a medio desmembrar, el barril lleno de ácido y las herramientas que Dahmer utilizaba para torturar y matar. Las paredes estaban llenas de sangre, había trozos de cuerpos mutilados, siete cráneos y muchos huesos. Al principio Dahmer intentó negar sus crímenes, pero el cúmulo de pruebas encontradas en su departamento le hizo cambiar de idea y facilitó una detallada descripción de los asesinatos. No sólo confesó el asesinato de los jóvenes sino también una serie de prácticas que incluían copulación con los cadáveres, canibalismo y prolongadas torturas como preludio de los asesinatos. El juicio comenzó el 27 de enero de 1992. Desde el principio quedó claro que le impulsaba un trastorno mental, a pesar de que él hacía todo lo posible por disimular su enfermedad. Los medios hicieron del juicio un verdadero circo. Bautizaron a Jeffrey Dahmer como “El Carnicero de Milwaukee”. Una legión de fans comenzó a elaborar pinturas con su rostro, cómics, camisetas, caricaturas y hasta canciones dedicadas al asesino. Revistas, periódicos y noticieros lo catapultaron al estrellato de los asesinos.
Empezó a recibir cartas de fans y muchos seguidores lo convirtieron en su ídolo sangriento. Dahmer se mostró tan sincero y cooperador como muchos otros asesinos en serie, sin embargo ni él mismo podía entender cómo había sido capaz de cometer todas aquellas atrocidades. Además, era acusado de tener motivos raciales en sus homicidios, algo que él desmentía. Un jurado corroboró que una persona, para ser considerada enferma mental, debe comportarse como tal la mayor parte del tiempo. Por consiguiente, consideró que Dahmer estaba legalmente en su sano juicio al cometer los crímenes. Una vez emitido este veredicto, el jurado tuvo que considerar a Dahmer culpable de quince asesinatos y fue condenado a quince cadenas perpetuas, lo que equivaldría a unos 936 años de cárcel. En Wisconsin no existe la pena de muerte. Fue enviado al Columbia Correctional Institute en Portage donde, para su seguridad, no tenía contacto con los presos comunes. Pero Dahmer pidió a las autoridades tener más contacto con los otros presos, por lo que comenzó a comer con ellos y a realizar algunas tareas de limpieza. El 28 de noviembre de 1994 realizaba tareas de limpieza con Christopher Scarver, un esquizofrénico de raza negra, y Jesse Anderson, que había asesinado a su esposa y culpado a un hombre negro. La combinación de presos era muy peligrosa. Los guardias encontraron a Dahmer agonizante a causa de una golpiza y a Anderson mortalmente herido. Christopher Scarver cumplía cadena perpetua y había sido condenado a pesar de haber afirmado que unas voces le decían que era el Hijo de Dios, y le advertían acerca de si podía o no confiar en una persona. Dahmer fue trasladado al hospital, pero murió poco después. Los médicos extrajeron el cerebro de Jeffrey Dahmer para estudiarlo. Meses después, los padres de Dahmer se pelearon por la posesión de su cerebro, llegando incluso a enfrentarse ante los tribunales. Además de inspirar ensayos, poemas, pinturas, discos e imitadores, en 2002 se estrenó una deficiente película llamada Dahmer basada en su historia real, protagonizada por Jeremy Renner. En 2008 le tocó el turno a Raising Jeffrey Dahmer, con el punto de vista de su padre. También hubo un amplio número de documentales. Dahmer terminó siendo conocido no sólo por la cantidad de personas que asesinó, sino también por practicar la necrofilia y el canibalismo, y por su manía de efectuar perforaciones en el cráneo para inyectar a sus víctimas agua hirviendo o ácido en el cerebro. Su gusto por desmembrar el cuerpo de sus víctimas y conservar sobre todo los torsos (por los que sentía adoración) y las cabezas, lo catapultó al Salón de la Fama de los asesinos seriales.